sábado, 21 de noviembre de 2015

Mentir suele estar mal

A fines de 2007, y por algún motivo que nunca terminé de comprender, Néstor Kirchner decidió intervenir el indec y alterar los datos que el organismo proveía. Al principio dijeron que era para ahorrar pagos de deuda (como si hacer trampa estuviera bien), pero ese discurso mentiroso perduró poco tiempo y al día de hoy ni siquiera sus defensores lo recuerdan. A partir de ese momento, la degradación del procesamiento de datos para la obtención de información confiable, se trasladó a cientos de dependencias públicas dependientes del poder ejecutivo, provinciales y municipales, llegando a la instancia de que en la actualidad es casi imposible obtener un dato aunque sea mínimamente confiable. 
Y ya no me refiero a inflación o pobreza, que son los números sobre los cuáles los medios más han achacado, hoy no se puede saber si se gastó más en papel higiénico para el personal del ministerio de trabajo que en algún plan de atención de embarazadas de sectores vulnerables. 
Por más que citen teóricos que afirman que la pobreza no se puede medir, no hay justificación posible para gestionar un país sin datos confiables. Los datos no son de derecha ni de izquierda, ni populistas ni liberales. Son una herramienta indispensable para la toma de decisiones. Y más aún, con los avances tecnológicos que facilitan y multiplican sus posibilidades. 
Qué mejor argumento para el gobierno que dice haber sido el mejor gobierno de la historia que mostrar datos confiables? 
Desde fines de 2007 vengo diciendo que una de las peores cosas que nos dejará el kirchnerismo es la institucionalización de la mentira. Lo que me parece grave, es que a casi todos los que apoyan este proyecto, consideran este hecho como algo bueno o en todo caso sin importancia. 
Tanto se degradó la calidad de información, que hoy día no hay encuesta creíble. Puede aparecer una que de ganador a Scioli por 10 puntos y una que de ganador a Macri por 15, y a ninguna de ellas podemos darla como outlier o fiasco de antemano. Ya que la información precisa dejó de ser un valor. El que miente por un 20% no pagará ningún costo. 
No hubo nadie que no se haya sorprendido por los resultados del 25 de octubre. Ni Macristas, ni massistas, ni kirchneristas. Tal vez una buena medición de pobreza también nos sorprenda a todos, para mal o para bien. Llegamos al ridiculo de que la presidenta se refiere a la situación económica, hablando de los argentinos llenando los shoppings de Miami o la cantidad de autos por minuto que circulan por la ruta 2. 
Las encuestas para el balotaje dicen que Macri ganaría cómodamente. No le creo a ninguna a pesar de que creo que Macri ganará cómodamente. 
Gane quien gane mañana, ojalá en la nueva etapa que comienza, volvamos a darle la importancia necesaria a la calidad de la información. Primero para saber cómo realmente estamos. Y luego para quien sea que gobierne, cuente que las herramientas necesarias para tomar las mejores decisiones en función del bien de los argentinos todos. 
Saludos

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